Por fin llegó el gran día para nuestra pequeña Marta. ¡qué nervios! Pero todo ha quedado genial.
Con tan solo ver su carita ilusionada al ver la mesa que hemos preparado con todo el cariño para ella, hace que nuestro esfuerzo valga la pena. Y esa carita es nuestra mayor recompensa.
Gracias Marta, y gracias a tus papás por dejarnos participar de ese gran día.
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